Al comenzar el Mes de la Seguridad Alimentaria, es momento de repasar nuestros conocimientos culinarios. Todos contribuimos a que nuestras comidas sean seguras y deliciosas, desde quienes cocinan en casa hasta los chefs profesionales. Esta celebración anual nos recuerda que la seguridad alimentaria no es solo una palabra elegante, sino el ingrediente secreto para una alimentación sana y placentera.
Analicemos la manipulación segura de alimentos y exploremos su importancia. Repasaremos los conceptos básicos de las enfermedades transmitidas por los alimentos, repasaremos los cuatro pasos de la seguridad alimentaria y hablaremos sobre la higiene personal en la cocina. Ya sea que manipules alimentos, aspires a ser gerente de un restaurante o simplemente te encante cocinar, estos consejos y prácticas de seguridad alimentaria sin duda mejorarán tus habilidades culinarias y garantizarán la seguridad de todos en la mesa.
Comprendiendo las Enfermedades Transmitidas por los Alimentos
Las enfermedades transmitidas por los alimentos, a menudo llamadas intoxicaciones alimentarias, ocurren cuando las personas consumen alimentos o bebidas contaminados. Estas enfermedades son causadas por diversos patógenos, como bacterias, virus y parásitos, que pueden contaminar los alimentos en cualquier punto, desde la granja hasta la mesa.
Patógenos comunes
Varios patógenos son responsables de las enfermedades transmitidas por los alimentos. Algunos de los más frecuentes son:
Salmonella: Esta bacteria es la causa más común de enfermedades transmitidas por los alimentos. Se encuentra frecuentemente en aves de corral, huevos y productos lácteos.
Campylobacter: La segunda causa más frecuente de enfermedades transmitidas por los alimentos. Se asocia típicamente con aves de corral crudas o poco cocidas y leche no pasteurizada.
E. coli: Si bien la mayoría de las cepas son inofensivas, algunas pueden causar enfermedades graves. La E. coli, por ejemplo, produce una toxina que puede provocar complicaciones serias.
Listeria monocytogenes: Esta bacteria causa listeriosis, una infección grave que afecta particularmente a mujeres embarazadas, recién nacidos, adultos mayores y personas con sistemas inmunitarios debilitados.
Síntomas a tener en cuenta
Los síntomas de las enfermedades transmitidas por los alimentos pueden variar según el patógeno involucrado. Sin embargo, los síntomas comunes incluyen:
Malestar estomacal
Vómitos
Diarrea (a veces con heces con sangre)
Dolor y calambres estomacales
Fiebre
Dolor de cabeza
Estos síntomas suelen comenzar horas o días después de consumir alimentos contaminados. En algunos casos, las enfermedades transmitidas por los alimentos pueden afectar el sistema nervioso, causando síntomas más graves como visión borrosa, debilidad y hormigueo o entumecimiento en la piel.
Alimentos de alto riesgo
Si bien cualquier alimento puede contaminarse, algunos se consideran de alto riesgo:
Carne y aves crudas o poco cocidas
Productos lácteos crudos o no pasteurizados
Huevos crudos o poco cocidos
Brotes crudos
Frutas y verduras frescas sin lavar
Mariscos crudos o poco cocidos
Jugos de frutas o sidra no pasteurizados
Es fundamental manipular estos alimentos con mucho cuidado. Cocinarlos, lavarlos y almacenarlos correctamente puede reducir significativamente el riesgo de enfermedades transmitidas por los alimentos. Recuerde que incluso los alimentos que usted no considera riesgosos, como las frutas y ensaladas preparadas, pueden ser peligrosos si no se manipulan correctamente.
Los cuatro pasos para la seguridad alimentaria
La seguridad alimentaria es fundamental para prevenir las enfermedades transmitidas por los alimentos. Para garantizar la seguridad de las comidas, todos deben seguir estos cuatro pasos esenciales: Limpiar, Separar, Cocinar y Refrigerar.
Limpiar
La limpieza es crucial para prevenir las enfermedades transmitidas por los alimentos. Lavarse las manos correctamente es la primera línea de defensa. Debe lavarse las manos con agua tibia y jabón durante al menos 20 segundos, especialmente antes y después de manipular alimentos, usar el baño o tocar mascotas. Para que el lavado de manos sea más efectivo, frote el dorso de las manos, entre los dedos y debajo de las uñas.
Las superficies y los utensilios deben lavarse después de cada uso, en particular aquellos que hayan estado en contacto con carne cruda, aves, mariscos o huevos. Use agua caliente con jabón y toallas de papel o paños limpios para limpiar las superficies de la cocina. Para mayor protección, desinfecte las superficies con una solución de una cucharada de lejía líquida por cada galón de agua.
Las frutas y verduras deben enjuagarse con agua corriente, pero evite lavar la carne, las aves o los huevos para prevenir la propagación de bacterias.
Separación
La contaminación cruzada representa un riesgo importante al preparar alimentos. Para prevenirla, mantenga la carne cruda, las aves, los mariscos y los huevos separados de otros alimentos en el carrito de la compra, las bolsas y el refrigerador. Use tablas de cortar diferentes para las frutas y verduras y para la carne cruda, las aves y los mariscos. Reemplace las tablas de cortar cuando estén muy desgastadas o presenten surcos difíciles de limpiar.
Al guardar los alimentos en el refrigerador, coloque la carne cruda, las aves y los mariscos en recipientes herméticos o bolsas de plástico para evitar que sus jugos goteen sobre otros alimentos.
Cocción
Cocinar los alimentos a la temperatura adecuada es fundamental para eliminar las bacterias dañinas. Use un termómetro de alimentos para asegurarse de que los alimentos alcancen la temperatura interna correcta. Los distintos alimentos requieren diferentes temperaturas de cocción.
74 °C (165 °F): Aves, rellenos, platos con alimentos previamente cocinados.
68 °C (155 °F): Carne picada, mariscos y huevos que se deben mantener calientes.
63 °C (145 °F): Mariscos enteros, carne de res, cerdo, ternera, cordero (filetes y chuletas), asados y huevos que se deben servir inmediatamente.
57 °C (135 °F): Listo para servir.
-Consuma alimentos calientes, frutas, verduras, granos y legumbres que se mantengan calientes.
Después de cocinar, mantenga los alimentos calientes (a 60 °C o más) si no los va a servir de inmediato.
Refrigeración
Una refrigeración adecuada es esencial para prevenir el crecimiento bacteriano. Refrigere los alimentos perecederos dentro de las 2 horas posteriores a su cocción o compra. Si el alimento se expone a temperaturas superiores a 32 °C, refrigérelo dentro de 1 hora. Ajuste su refrigerador a 4 °C o menos y su congelador a -18 °C o menos.
Al guardar las sobras, colóquelas en recipientes poco profundos para permitir un enfriamiento rápido. Nunca descongele ni marine los alimentos a temperatura ambiente; hágalo en el refrigerador. Recuerde que la congelación no destruye las bacterias dañinas, pero mantiene los alimentos seguros hasta su cocción.
Siguiendo estos cuatro pasos: Limpiar, Separar, Cocinar y Refrigerar, se puede reducir significativamente el riesgo de enfermedades transmitidas por los alimentos y garantizar comidas más seguras y placenteras.
Higiene personal en la manipulación de alimentos
Técnicas adecuadas para el lavado de manos
El lavado de manos es fundamental para la seguridad alimentaria. Para lavarse las manos eficazmente, siga estos cinco pasos: Mójese las manos con agua corriente limpia y aplique jabón. Enjabónese bien las manos, incluyendo el dorso de los dedos, entre los dedos y debajo de las uñas. Frótese durante al menos 20 segundos (tararear "Cumpleaños feliz" dos veces puede ayudar a controlar el tiempo). Enjuáguese bien las manos con agua corriente limpia. Séquese las manos con una toalla limpia o déjelas secar al aire.
Cuándo lavarse las manos
Es importante lavarse las manos en momentos clave para prevenir la propagación de gérmenes. Esto incluye antes, durante y después de preparar alimentos; antes de comer; después de ir al baño; después de manipular mascotas o excrementos de animales; después de tocar la basura; y después de sonarse la nariz, toser o estornudar. En las áreas de preparación de alimentos, es especialmente importante lavarse las manos antes y después de manipular carne cruda, aves, mariscos o huevos.
Vestimenta de trabajo adecuada
Usar la vestimenta de trabajo adecuada es esencial para la seguridad alimentaria. Quienes manipulan alimentos deben usar uniformes o ropa limpia, la cual no debe usarse fuera del lugar de trabajo para prevenir la contaminación. Los delantales deben cambiarse al pasar de manipular alimentos crudos a otras tareas y deben quitarse antes de salir del área de preparación de alimentos o usar el baño.
Es necesario usar redecillas o cubrebocas para el cabello para prevenir la contaminación física de los alimentos. Se debe usar la mínima cantidad de joyas posible, ya que pueden albergar bacterias e impedir un lavado de manos eficaz. Generalmente, solo se permiten pulseras y collares de alerta médica y (en algunas jurisdicciones) alianzas de boda.
Al seguir estas prácticas de higiene, quienes manipulan alimentos pueden reducir significativamente el riesgo de enfermedades transmitidas por los alimentos y garantizar entornos de preparación de alimentos más seguros.
Conclusión
La seguridad alimentaria es un aspecto crucial de nuestra vida diaria, que impacta nuestra salud y bienestar. Al comprender las enfermedades transmitidas por los alimentos, seguir los cuatro pasos de la seguridad alimentaria y mantener una higiene personal adecuada, podemos reducir considerablemente el riesgo de problemas de salud relacionados con los alimentos. Estas prácticas no solo nos protegen a nosotros mismos, sino que también influyen en la seguridad de las personas para quienes cocinamos, ya sea en casa o en entornos profesionales.
En resumen, la seguridad alimentaria es un compromiso constante que requiere atención y cuidado. Always Food Safe cubre toda la formación y las certificaciones esenciales que necesitas para garantizar la seguridad de tus clientes, y ofrece un descuento en todos los productos durante septiembre. Recuerda que estar al día sobre las normas de seguridad alimentaria e implementarlas de forma constante es fundamental para disfrutar de las comidas sin preocupaciones. Al convertir estas prácticas en un hábito, contribuimos a un entorno alimentario más sano y seguro para todos.